Bordes trazados con ligeras curvas "Yunomis"

Eran piezas gruesas cuyos bordes trazaban ligeras curvas, y no podía decirse que sus líneas fueran de una belleza refinada. Sin embargo, provocaban en quien las contemplaba una extraña y cálida sensación de sosiego. Había ciertas partes un tanto desiguales, pero la textura áspera transmitía una calma semejante a cuando uno toca un tejido hecho de material natural o cuando uno se sienta a contemplar el paso de las nubes en el corredor exterior de una casa japonesa.
En todas había finos motivos que unas veces se dispersaban y otras se arremolinaban, como hojas secas a merced del viento. Su disposición ora tristeza, ora esplendor. La precisión con la que estaban trazados evocaba los diminutos dibujos de los antiguos kimonos... Si observabas a cierta distancia parecían hojas secas caídas en el lecho de un bosque. Hojas que los animalillos pisaban tratando de no hacer ruido.

Los años de peregrinación del chico sin color ( Haruki Murakami)

Me gusta pensar que mi cerámica provoca esa extraña y cálida sensación.







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